lunes, 12 de noviembre de 2018

Todavía No Es Verano





Una botella plástica
flota en la órbita
acuática donde respira el ceibo
dulce olor
del limonero cargado
pródigo entre cáscaras
gruesas amarillas. Se mecen
las copas altas
al ritmo de la música electrónica
los vecinos bailan
y gritan.
Quiero el íntimo
silencio del río
su honda paciencia
y ese modo sencillo
de la flor de lavanda.
Cabeza abajo
soy la misma
me sobra plástico
cáscaras orillas
ruido y voces.
Casi en vuelo amarillo
hacia el rosa dulce olor del río
voy ciega.


***


Si entrara
de repente un perro
en este café urbano
de pequeñas mesitas redondas
donde leen prolijamente
señoras y señores de elegante sport
sí de repente
con su pelaje
y su andar sin rumbo
o siguiendo el rumbo de su laberinto
si entrara mareado confundido,
pequeño minotauro
llegando de otro mundo.


***


Viajar en subterráneo nos obliga
a una momentánea intimidad
La anciana mira
recorro lentamente sus arrugas
me mira
ve algo en mí
casi parece próxima
como si fuera a hablarme
callada dice algo
sólo oigo el rumor del tren
bajamos en la misma estación
le piso los talones
se da vuelta y me mira
como si no me conociera
está molesta
le pido disculpas (no sé si me perdona)
nos perdemos
en la ciudad, por una escalera
a la derecha una
otra a la izquierda
para siempre.


***

Corta la manzana
en tajadas finas
la densa fruta roja
se deshace
aguada desdibuja
su esfera luminosa
en tajadas finas
apenas encimadas
en la fuente redonda

No recuerda
cuánta pasión
prodiga en cada tajo


***

Me detuve un instante
bajo el tilo creía recordar
en su mirada aroma.

Las palabras perdían
su importancia
cuando un techo de hojas
crecía en nosotros.


Lola López Mañé, Todavía No Es Verano, Ediciones Los Alamos, Buenos Aires, 2007.


*obra visual: Roberto Aizenberg