lunes, 9 de abril de 2018

Viajero inmóvil



3

Los que esperan no tienen compañía

Mi habitación es una foto vieja
Que cuelga sobre el muro de la tarde
Y aunque la luz se apagara
La sombra que proyecto sobre el suelo
Quedaría impresa como una huella

Pero la sombra es también un color

La espera no se comparte
Y la mía fue engendrada en la quietud
Que atraviesa como un sol la ventana
Nada puede resolver
El espacio entre un cuerpo que está adentro
Y un cuerpo que transita por afuera
Por eso avanzo Por eso estoy quieto
Y es por eso que me quedo

Para viajar hay que perderlo todo.


4

Andar puede parecer una ausencia
Cuando el destino comienza a borrarse
Antes de salir Antes de empezar

Es por eso que intento convencerme
De que la espera también es un viaje
Pensarme igual a un cuerpo suspendido
Al que la tierra le pasa debajo
Lenta como una rueda de juguete

La espera también puede ser un viaje

Un reloj que se ha parado por caso
Marca con rara precisión la hora
Por un instante dos veces al día
Pero aquél que atrasa debe aguardar
Como si caminara en retroceso
Hasta encontrarse de espaldas al tiempo

Porque sé que en el punto de partida
Es donde desaparece el camino
Entonces prefiero quedarme quieto
Antes de salir Antes de empezar
Ser el propio naufragio Estar varado
En la ruta estática de la espera

Soy el reloj detenido en lo exacto
Camino de espaldas Soy mi equipaje
Un punto ciego adonde nadie llega

Voy a tu encuentro porque no me muevo.


5

El pensamiento soporta una pausa
De blanca angustia de cándido silencio
Antes de sumir en letras azules
Estos papeles que integran el caos
La demora injerta así un haz culposo
Sobre la piel del poema naciente
Y esta noche todo será puesto en duda
El verso enciende un reguero de espanto
/¿Quien soy? ¿El que sueña o la mariposa?/
Pero escapar ya no sirve de nada
Y cualquier texto es también una cárcel
A veces basta una sola palabra
El sordo estrépito de la escritura
Para hacer de cualquier viaje un regreso.


9

Recoger una piedra
Con la idea de que ese solo gesto
Va a desviar el camino

Pero la piedra sigue aquí
En el bolsillo  Un peso vacio
Inútil a menos que de pronto
Sea arrojada y en ese fugaz instante
Alcance a separarse de tantas
Cosas que da lo mismo si están
O no Giro
Sobre el eje de mis pies
Y busco las huellas que no he dejado
Como quien entiende lo que significa
Una palabra que nadie va a decir.


12

Intento dibujar mi itinerario
Como si fuera un mapa de caminos:
Un punto solitario en el papel

Pero sé
Que una línea está formada por puntos
Que incluso pueden unirse a otros puntos
Y entonces remediar cualquier distancia

La pregunta así sería si todo
Punto tiene destino de línea
O si acaso
Hay puntos condenados a un extremo
Puntos muertos
Donde nada empieza y nada concluye.


13

Cuento los pasos otra vez uno a uno despacio
Y descubro que dibujan un círculo obsceno
Una cifra engañosa y violenta
Que recomienza que recomienza
Que besa como una ola el punto de partida
Y se borra a sí misma mientras rascan
Sus lentas garras la pintura rosa del día
Para dejar al descubierto así
/Sumando ceros en ese viaje imposible/
El olvido Cuento
Los pasos y quedan marcados con tinta negra
A un costado mezclados
Con las piedras que este mapa de rutas también
Consigna con perversa precisión Un paso más
O menos hacia un texto ilegible: el paisaje
Que se endurece: el tiempo barro dormido
Secándose al resplandor de las cosas
A las que ya no se puede llegar.


Fernando G. Toledo, Viajero inmóvil, Editorial Libros de Piedra Infinita, Mendoza, 2009.

Obra visual: Chema Madoz

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